¡Que la tinta transmigra!

La escena se desarrolla en mayo de 2003, en el amplio estudio de Jorge Herralde, editor de Anagrama, en Madrid; el estudio está inundado por la luz lechosa de la tarde que atraviesa los enormes ventanales. Hay un escritorio, tras el cual Herralde se encuentra revisando papeles.

Julio 1:9

Varias punzadas (que le batían el plexo como lombrices eléctricas, y que luego se convirtieron en un vacío ancho y tibio un poco más a la derecha) lo hicieron sentir profundamente desdichado. El calor y la demasiada presión de aquella noche de Managua no prometía mejoría alguna.