
El sótano del ángel es la primera novela de José Adiak Montoya (Managua, 1987) y una de las ganadoras del Certamen para publicación de obras literarias convocado este año, por lo que próximamente será presentada por el Centro Nicaragüense de Escritores (CNE). Sobre ésta, su autor comenta que nace a raíz de la pregunta “¿puede una persona demente llegar a enamorarse y en qué tipo de amor puede llegar a devenir esto?”. Y responde: “a raíz de eso fui elaborando una historia que calzara dentro de la pregunta, la historia nació casi sola y los personajes fueron saliendo uno por uno ajustándose a las necesidades de la trama, cada uno aportándole algo. Con anterioridad, en mi cabeza tenía a un personaje que vestía siempre de luto y no podía librarse de sus culpas, pero no sabía dónde ubicarlo, hasta que hice que estas culpas fueran la causa de su locura y calzó a la perfección en la novela, así nace Leonidas Parajón y de él nace todo, hasta el pueblo mismo en que se desarrolla la historia”.
En 2007 José Adiak Montoya publicó su primer libro, Eclipse: Prosa & Poesía (Managua: INC-ENITEL), que el crítico Erick Blandón celebró comentando que los textos en prosa de Montoya vibran de temblor poético y en los versos de los poemas suyos hay una voz narrando desde distintas perspectivas” (Nuevo Amanecer Cultural, 26/07/08). Necesaria la mención anterior para conocer ahora cómo siente José Adiak el manejo de los diferentes géneros: “…siempre he dicho que soy narrador por vocación y poeta por necesidad, la narrativa es algo que nace gustoso de mí cada vez que quiero, cada vez que tengo una idea para desarrollar, la poesía es algo que sale de mí porque tengo la necesidad de que salga, es un proceso más íntimo y muchas veces doloroso”.
José Adiak Montoya pertenece a la generación del 2000, en donde a diferencia de generaciones anteriores, además de la tradicional creación poética, empieza a mostrarse un trabajo de nuevos escritores puliendo y apostando por la narrativa. “La expectativa más grande que tengo sin embrago es que la novela sirva como un exponente de que en Nicaragua existe narrativa, que hay una generación que está trabajando el cuento y que no tiene nada extraño querer explotar la novela. Que aparezca una novela mía como primera en publicarse de esta generación me parece un mérito innecesario, quiero que la novela sea juzgada por su calidad y no por un azar generacional, estoy seguro que existen novelas inéditas y connatos de novela trabajándose en este momento y que no ven la luz por falta de oportunidad. Quiero que este libro ponga su ladrillo al grito de presente que está haciendo la narrativa en mi país”.
¿Qué opina el autor sobre su propia novela? Él responde: “la mayor ventaja que encuentro con esta novela es haberla escrito, la novela es el género al que me acerco más como lector y haber podido con ella es una gran satisfacción. Espero que los lectores la disfruten y la padezcan como la disfruté y la padecí mientras la escribía”. Para que los lectores disfruten y la padezcan, Carátula presenta la introducción de El sótano del Ángel, obra que se lanzará próximamente en el CNE:
Algunos me preguntan qué se siente cuidar de un asesino. No respondo mucho. Qué tal si el asesino cuidó primero de mí. Es ahora extraño recordar todos los eventos que me llevaron a hacerme cargo de este hombre, de alguna forma mi vida siempre estuvo ligada a él, ahora no veo ninguna dificultad en tenerlo cerca, realmente fue lo que siempre deseé.
Lo veo ahora, tan distante al hombre que dicen que fue, digo dicen porque aunque estuve presente y de alguna manera formé parte de todo, para mí siempre ha sido esencialmente él, siempre el mismo, un hombre cuyos crímenes fueron empujados por querer cruzar la frontera del amor, por querer transgredir a una región donde solo encontró soledad.
Tal vez fue a causa de que él siempre había sido una sombra, tal vez porque aquel rostro pálido envuelto en un luto perpetuo nunca había estremecido a nadie, en aquellas perdurables calles de lodo, ninguno vio hincharse a la bestia dentro de su cabeza, tal vez había sido eso. Se levantaba dentro de su soledad cada día a la luz de los atardeceres, hasta que rostros nuevos y ajenos a su rutina demoledora comenzaron a poblar su cabeza delicada, hasta que sus horas muertas lo hicieron pensar demasiado, decidirse, aunque nunca había tomado grandes decisiones, a conquistar sus deseos grotescos, a envolverse en las fantasías crepitando en su mente.
Su vida fue una negrura, no podría abandonarlo a la suerte de sus días cuando todos piensan que es un monstruo del que hay que huir. A veces me reprendo a mi misma por no haber visto crecer en su cabeza esas ideas bizarras que lo llevaron a hacer lo que hizo. Tal vez yo pude haberlo detenido, aunque tal vez, siendo la niña que era también pude haberme unido a su plan maligno por muy increíble e imposible que pudo haber resultado la idea de atrapar un ángel de verdad. Sin embargo lo más extraño es que de cierta forma lo logró…