Fragmento de Algo más Grande

Deconstruction | ~mooninthescorpio

 

Había una vez vos, que leías a Sartre y querías ser una canción de Yann Tiersen. Había una vez que llegaste revuelta entre las voces de una noche indiferente, eras anónima pero te volviste alucinación, yo andaba por ahí, como siempre, sombra noctámbula, como queriendo camuflarme entre otras sombras. ¿El escenario? ¡Claro! ¡El escenario! : un terciopelo oscuro pringado de diamantes, una noche de estrellas fugaces, un piloto suicida, llorando saber que lágrimas, surcando el cielo hasta que se acabara el combustible.


Yo era de acero, todo de acero, me disolvía en otras cosas que no eran tu nombre, temblaba en otros astros que no eran tus ojos, pero emergiste de la tristeza y los objetos se volvieron poemas, las aguas temblaron en mí, y mi sorpresa fue escupida por mi boca como un cometa furioso, inesperado y grande. Vos eras grácil, un venado inquieto, con espejuelos inocentes ocultando dos luces de hada infernal, de mujer envuelta en humo.


Y entonces mi mirada estaba condenada.


Mirada encadenada a seguir el movimiento de tu sombra para que no advirtieras que mi naturaleza seguía el movimiento de tu carne, que no existía otra cosa en la noche que el movimiento de tus manos, la llama entre tus dedos y el cigarrillo sujeto a tus labios. Y entonces con un soplo llenaste al mundo de humo y al humo de tu aliento. Pero tu mente pulsaba a lo lejos, en las luces de la cuidad tiritando despiadadas, lejanas … pero yo voy cargado de muecas, de cejas fruncidas, de llantos que he ido recogiendo por rincones, de caras que he ido guardando en las gavetas de mi estómago, tengo un mundo hecho de mundos en abandono, un desierto de piedra, un mohoso imperio en ruinas, lleno de días y rostros atónitos, de balas perdidas con nombres propios, los portones están abiertos, espero tu entrada, siempre la espero. Pero vos lejana, autista en las cuerdas de los violines, ascendiendo al cielo y descendiendo a los infiernos con tus brazos solos, con tu risa elástica comiéndose al mundo, con tus ojos de éxtasis blanco.


Y entiendo que estoy desterrado de una tierra que nunca fue tierra. Que soy ajeno de la dulce melancolía de tus pasos dejando el índice de tus huellas, la seña de “un día caminó por aquí…” que sólo me quedan las cosas que tocaste y dejaste en llamas, que solo me queda un gris mundo de cenizas.


Ando caminando en rastrojos de melancolía, floto hoy, floto en un témpano inmisericorde, irremediable como el frío, como un amor desesperanzado por los barrancos del día. De este día, tan estático, tan mudo de vos, tan sordo de risas, llenando huecos de ausencia con lluvia, con inmisericordes fatalidades retumbando en el tambor dormido de mi pecho. Solo despojos, locas constelaciones que se inventan bailando un vals sereno en mi lucidez perturbada, como un afligido anciano en un muelle carcomido por su vista.


Había una vez vos, que leías a Sartre y querías ser una canción de Yann Tiersen. Había una vez vos goteando en mi mente y nunca me alcanzaste en un poema.